Desde ahora estarás en un lugar mucho mejor y más confortable que en el que hasta esta madrugada habías estado. En un lugar al que todos quisieramos ir pero, al que solo Dios nos permite estrar cuando el lo decide.
Has dejado de sufrir Javier y tus padres que siempre estuvieron ahí dando todo por tí, descansarán también extrañándote y recordándote siempre. Todos mis respetos para ellos.
En lo personal, aprendí mucho de lo que al rededor de una enfermedad se maneja y como se debe enfrentar desde diversas partes... en muchos sentidos. Que fuertes han sido.
Nunca dejaré tampoco de agradecerte, todo el cariño y amor que para con mis sobrinos Jorge Alberto, José Antonio y Gael, tuviste siempre.
Q.E.P.D.