Friday, December 14, 2007

Cosecha.



Quien lo diría, una pequeña semilla que sin querer fue creciendo hasta convertirse ahora en un joven y fuerte árbol ha dado ya sus primeros frutos.

Ahora que es la temporada de mandarinas me encontré con la sorpresa de que algunas de las mandarinas que estaban en casa de mamá habían sido cosechadas del joven árbol a quien casi sin querer y sin pedirle más, dejamos crecer en el patio.

La verdad nunca me percaté de el y ahora que ha dado estos frutos me parece interesante el pensar que así como de repente volteo a el, y no necesariamente por el interés de comer los frutos, existen muchas analogías cotidianas en personas y casos en donde no valoramos o subestimamos el esfuerzo y valor de los demás. A veces, quizás hasta se pierden los frutos porque nunca nos dimos cuenta de que estos eran capaces de darlos pudiéndonos perder de sabores exquisitos.

Pondré más atención en la gente que quiero y me quiere.

Las mandarinas… riquísimas.