Platicábamos entre compañeros y por alguna razón en la misma salió a colación el tema de las televisiones: ¿tu televisión es plana? (me preguntaron refiriéndose a que si era de plasma) y conteste que sí, pero no es de plasma (aclaré)…son preciosas pero también carísimas y pues, bla, bla, bla, bla, bla… nos seguimos con ese tema.
Recordé y conté en lo personal lo que habíamos vivido con algunas de ellas: la primer televisión que tengo presente y a la que me asomaba por la parte trasera de esta para observar los “foquitos” que tenía dentro de ella encendidos (bulbos) era enorme, no recuerdo de cuantas pulgadas era pero me parece era una Phillips. Cuando teníamos esa misma televisión recuerdo muy bien un grupo de niños vecinos que teníamos los cuales siempre llegaban a casa para verla y quienes ya después de confianzudos nos pedían a mi o mi hermana las cambiáramos a los canales que ellos querían ver (…y ahí nos veías cambiándoselas). A esa misma tele recuerdo la manteníamos con una especia de protección, una pantalla que te vendía para… pos no se si proteger a su vez la pantalla de la tele ó para que no te lastimara tanto la luz que estas emitían (por cierto, para cuando salieron las teles a colores y quienes seguían teniendo en blanco y negro, podían adquirir una de estas “pantallas a color” y hacerse la ilusión de que tu tele era a color). Total que con el tiempo a esta le tocabas la pantalla y de repente (no siempre) te daba “toques” (ja, ja, ja,..) , ¿quien nos mandaba como chamacos a andarle buscando a que pasara algo más fuerte?
Recordé también alguna televisión a la que allá con el tiempo y después de tanto traqueteo, le desconchinflamos la torreta. Esta se le caía porque supongo “se barrió” y ya no embonaba ni hacia que girara la misma para cambiar a los diferentes canales, Solución: en algunas ocasiones la cambiaba con una pinza (ingezu!), obviamente mi madre no sabía y puso solución porque jamás volvimos a hacer eso.
Tengo muy presente también mi transición ya para la última novedad de entonces brincándonos las de color que no recuerdo exactamente cuando fue pero que era una maravilla: las televisiones a control remoto. Un vecino que tenía lana ya contaba con una de estas televisiones y recuerdo que cuando nos tocaba ver algún momento la tele con el, de repente la cambiaba sin avisarnos, yo me quedaba con cara de ¿se metió otro canal?. Sabía del dichoso control, pero no lograba acostumbraba a que la podía cambiar a distancia (jelow).
En fin, anécdotas muy divertidos que contamos y que me hicieron recordar también cuando mi bisabuela nos decía que tenía unos vecinos en su pueblo que no le subían al volumen para no gastar más luz, ó el hecho de que quien tuvo la primer televisión en mi pueblo cobraba $1.00 para dejar que la vieran haciendo de esto un efímero negocio.
Muchos la odian y otros no sabríamos que hacer si no se hubiera inventado. Lo cierto es que aunque se sigue transformando y perfeccionando, en todas ellas se ve lo mismo y pequeñas o muy picudas, en la mayoría de los hogares existe una. ¿Qué más experiencias no podremos vivir con ellas?
Recordé y conté en lo personal lo que habíamos vivido con algunas de ellas: la primer televisión que tengo presente y a la que me asomaba por la parte trasera de esta para observar los “foquitos” que tenía dentro de ella encendidos (bulbos) era enorme, no recuerdo de cuantas pulgadas era pero me parece era una Phillips. Cuando teníamos esa misma televisión recuerdo muy bien un grupo de niños vecinos que teníamos los cuales siempre llegaban a casa para verla y quienes ya después de confianzudos nos pedían a mi o mi hermana las cambiáramos a los canales que ellos querían ver (…y ahí nos veías cambiándoselas). A esa misma tele recuerdo la manteníamos con una especia de protección, una pantalla que te vendía para… pos no se si proteger a su vez la pantalla de la tele ó para que no te lastimara tanto la luz que estas emitían (por cierto, para cuando salieron las teles a colores y quienes seguían teniendo en blanco y negro, podían adquirir una de estas “pantallas a color” y hacerse la ilusión de que tu tele era a color). Total que con el tiempo a esta le tocabas la pantalla y de repente (no siempre) te daba “toques” (ja, ja, ja,..) , ¿quien nos mandaba como chamacos a andarle buscando a que pasara algo más fuerte?
Recordé también alguna televisión a la que allá con el tiempo y después de tanto traqueteo, le desconchinflamos la torreta. Esta se le caía porque supongo “se barrió” y ya no embonaba ni hacia que girara la misma para cambiar a los diferentes canales, Solución: en algunas ocasiones la cambiaba con una pinza (ingezu!), obviamente mi madre no sabía y puso solución porque jamás volvimos a hacer eso.
Tengo muy presente también mi transición ya para la última novedad de entonces brincándonos las de color que no recuerdo exactamente cuando fue pero que era una maravilla: las televisiones a control remoto. Un vecino que tenía lana ya contaba con una de estas televisiones y recuerdo que cuando nos tocaba ver algún momento la tele con el, de repente la cambiaba sin avisarnos, yo me quedaba con cara de ¿se metió otro canal?. Sabía del dichoso control, pero no lograba acostumbraba a que la podía cambiar a distancia (jelow).
En fin, anécdotas muy divertidos que contamos y que me hicieron recordar también cuando mi bisabuela nos decía que tenía unos vecinos en su pueblo que no le subían al volumen para no gastar más luz, ó el hecho de que quien tuvo la primer televisión en mi pueblo cobraba $1.00 para dejar que la vieran haciendo de esto un efímero negocio.
Muchos la odian y otros no sabríamos que hacer si no se hubiera inventado. Lo cierto es que aunque se sigue transformando y perfeccionando, en todas ellas se ve lo mismo y pequeñas o muy picudas, en la mayoría de los hogares existe una. ¿Qué más experiencias no podremos vivir con ellas?