Ayer concluyó con un retiro en el Seminario Mayor de esta ciudad lo que fueron una serie de reuniones en Catedral de un taller religioso llamado “Talleres de Oración y Vida”.
Es la primer vez que asisto a un taller de este tipo aunque digo ser católico y la experiencia no pudo ser más gratificante porque, además de aprender que nuestros problemas por muy grandes que parezcan nunca lo son tanto, de conocer y saber que hay gente tan agradable y en la misma frecuencia que uno, conocer a nuestra tallerista quien me pareció una Sra. con además una paciencia de acero, saborear algunos versículos clave de la Biblia en este en verdad breve periodo de tiempo así como técnicas y/o formas de oración, lo mejor de todo ha sido buscar ese encuentro con Dios en donde además de sentirlo y ahora saberlo realmente con nosotros, descubrimos que tampoco nos abandona.
Es la primer vez que asisto a un taller de este tipo aunque digo ser católico y la experiencia no pudo ser más gratificante porque, además de aprender que nuestros problemas por muy grandes que parezcan nunca lo son tanto, de conocer y saber que hay gente tan agradable y en la misma frecuencia que uno, conocer a nuestra tallerista quien me pareció una Sra. con además una paciencia de acero, saborear algunos versículos clave de la Biblia en este en verdad breve periodo de tiempo así como técnicas y/o formas de oración, lo mejor de todo ha sido buscar ese encuentro con Dios en donde además de sentirlo y ahora saberlo realmente con nosotros, descubrimos que tampoco nos abandona.
El taller no puedo llegar en mejor momento y bueno, tuvo que terminar. Lo que empieza ahora es el compromiso ante todo lo aprendido.Sin querer ser hostigoso, aburrido o insistente con un tema así, quiero invitarlos para que cuando tengan oportunidad o necesidad de acercarse a Dios, no duden en hacer oración. A través de la Biblia se llega más pronto a el: ahí se encuentra todas las respuestas y es un refugio inmenso. De verdad.
