Me fascina la música. Me fascina bailar, y aunque para nada soy un experto, me aviento a bailar todos los ritmos. Eso si, tengo mis géneros preferidos como se han dado cuenta.
Hace apenas unos años nos reunimos un grupo de amigos para tomar clases de baile, en específico de "salsa". Se me invito y me pregunté a mi mismo ¿las necesito?..., pues yo se bailar me contesté. Ingezu, le entro.
Empezamos a ir a las clases con "el frijol", sobrenombre del maestro dueño de la academia a la que asistimos y el cual imaginé era por aquello de lo saltarín y lo obvio de su tono de piel. Un verdadero bailarin, una de esas personas amantes de la salsa y que hasta en su vestimenta se caracterizan por ser expertos. Todo un estilo de vida.
Recuerdo que empezamos con los pasos básicos: 1, 2, 3... 1, 2, 3... ¬¬
No lo demostraba, pero me daba una muy ligera weba porque, pos como que no avanzaba pues!...y según yo, sabía bailar.
Despues de las cuarta o quinta clase empezó lo bueno y ahí me di cuenta de mi error, de todo lo contrario. Entendí que una cosa es saber llevar el ritmo y otra muy diferente es moverse y sentir la musica, coordinar los tiempos, el ritmo... llevar la música en forma natural, hacer toda una serie de pasos que transmitan, contagien y guien a la pareja.
Me traumé.
La música de salsa es sumamente contagiosa y sabrosa. El ritmo es de lo mejor. Hay exponentes del género de todos mis respetos: jamás olvidaré un baile popular al que asistí en este puerto en donde vi, asi de cerquititita a Eddie Santiago, Celia Cruz y a Oscar de León...woW!. Un baile shingón, en donde curiosamente nadie bailaba: todos disfrutábamos viéndolos y escuchándolos (además eso estaba hasta su madre).
Quizás como puerto que somos, nuestra ubicación, clima y cultura, es muy común escuchar y bailar el ritmo de la "salsa" a diferencia de lugares como el centro y/o norte del país en que se prefiere otro tipo de música. El caso es que por lo mismo, en las diferentes reuniones que por acá se hacen se termina bailando "salsa".
En estos días me he estado replanteando la idea de retomar las clases porque, de verdad me parece padre el saber bailar. ¿Bailamos?
Hace apenas unos años nos reunimos un grupo de amigos para tomar clases de baile, en específico de "salsa". Se me invito y me pregunté a mi mismo ¿las necesito?..., pues yo se bailar me contesté. Ingezu, le entro.
Empezamos a ir a las clases con "el frijol", sobrenombre del maestro dueño de la academia a la que asistimos y el cual imaginé era por aquello de lo saltarín y lo obvio de su tono de piel. Un verdadero bailarin, una de esas personas amantes de la salsa y que hasta en su vestimenta se caracterizan por ser expertos. Todo un estilo de vida.
Recuerdo que empezamos con los pasos básicos: 1, 2, 3... 1, 2, 3... ¬¬
No lo demostraba, pero me daba una muy ligera weba porque, pos como que no avanzaba pues!...y según yo, sabía bailar.
Despues de las cuarta o quinta clase empezó lo bueno y ahí me di cuenta de mi error, de todo lo contrario. Entendí que una cosa es saber llevar el ritmo y otra muy diferente es moverse y sentir la musica, coordinar los tiempos, el ritmo... llevar la música en forma natural, hacer toda una serie de pasos que transmitan, contagien y guien a la pareja.
Me traumé.
La música de salsa es sumamente contagiosa y sabrosa. El ritmo es de lo mejor. Hay exponentes del género de todos mis respetos: jamás olvidaré un baile popular al que asistí en este puerto en donde vi, asi de cerquititita a Eddie Santiago, Celia Cruz y a Oscar de León...woW!. Un baile shingón, en donde curiosamente nadie bailaba: todos disfrutábamos viéndolos y escuchándolos (además eso estaba hasta su madre).
Quizás como puerto que somos, nuestra ubicación, clima y cultura, es muy común escuchar y bailar el ritmo de la "salsa" a diferencia de lugares como el centro y/o norte del país en que se prefiere otro tipo de música. El caso es que por lo mismo, en las diferentes reuniones que por acá se hacen se termina bailando "salsa".
En estos días me he estado replanteando la idea de retomar las clases porque, de verdad me parece padre el saber bailar. ¿Bailamos?