Thursday, May 28, 2009

Gym.

Cuando haces ejercicio por recomendación médica, no me parece lo haga uno con tanto entusiasmo porque, si bien es cierto que te va a ayudar en tu salud, lo anterior implica un esfuerzo y una disciplina que a muchos no se nos da con tanta facilidad. Es cierto que por añadidura en el camino vas obteniendo resultados físicos que hacen que ligeramente cambie tu percepción a cerca de tal esfuerzo y lo tomes con más frecuencia.

Estar en el gimnasio me ha costado un webo y casi la mitad del otro porque, además de que tienes que pagar una mensualidad que a veces no la acompleto, es el esfuerzo como tal que debes hacer todos los días y la disciplina a evitar comer pendejada y media (mientras quien va a un gimnasio como su atún, su arroz, sus frutas y verduras, los demás pueden darse el lujo de comerse sus tamales y bajárselos con una coca cola). He aprendido a conocer mis limitaciones de resistencia y rendimiento físico, así como entre otros detalles, darme cuenta de que no puedo enderezar mis pies ante ciertas rutinas (cielos!).
Estar allí es ser disciplinado y para quienes se dedican a eso de manera profesional merecen todos mis respetos. Evito comer azucares, harinas y grasas pero un café en la mañana con mi paquete de galletas no lo dejo por nada del mundo y es que, ¿valdrá la pena el esfuerzo que se hace a pesar de que nunca vas a poder mantener un cuerpo en las mimas condiciones siempre?

La respuesta es sí. Pese a que con los años se nos desaparezcan las nalgas por ser estas de grasa y por muy efímero que sea el resultado físico, lo mejor es el resultado que sientes en tu salud.

Así que con una ligera weba, esta tarde iré una vez más.