Cuando haces ejercicio por recomendación médica, no me parece lo haga uno con tanto entusiasmo porque, si bien es cierto que te va a ayudar en tu salud, lo anterior implica un esfuerzo y una disciplina que a muchos no se nos da con tanta facilidad. Es cierto que por añadidura en el camino vas obteniendo resultados físicos que hacen que ligeramente cambie tu percepción a cerca de tal esfuerzo y lo tomes con más frecuencia.
Estar en el gimnasio me ha costado un webo y casi la mitad del otro porque, además de que tienes que pagar una mensualidad que a veces no la acompleto, es el esfuerzo como tal que debes hacer todos los días y la disciplina a evitar comer pendejada y media (mientras quien va a un gimnasio como su atún, su arroz, sus frutas y verduras, los demás pueden darse el lujo de comerse sus tamales y bajárselos con una coca cola). He aprendido a conocer mis limitaciones de resistencia y rendimiento físico, así como entre otros detalles, darme cuenta de que no puedo enderezar mis pies ante ciertas rutinas (cielos!).
Estar allí es ser disciplinado y para quienes se dedican a eso de manera profesional merecen todos mis respetos. Evito comer azucares, harinas y grasas pero un café en la mañana con mi paquete de galletas no lo dejo por nada del mundo y es que, ¿valdrá la pena el esfuerzo que se hace a pesar de que nunca vas a poder mantener un cuerpo en las mimas condiciones siempre?
La respuesta es sí. Pese a que con los años se nos desaparezcan las nalgas por ser estas de grasa y por muy efímero que sea el resultado físico, lo mejor es el resultado que sientes en tu salud.
Así que con una ligera weba, esta tarde iré una vez más.
Estar en el gimnasio me ha costado un webo y casi la mitad del otro porque, además de que tienes que pagar una mensualidad que a veces no la acompleto, es el esfuerzo como tal que debes hacer todos los días y la disciplina a evitar comer pendejada y media (mientras quien va a un gimnasio como su atún, su arroz, sus frutas y verduras, los demás pueden darse el lujo de comerse sus tamales y bajárselos con una coca cola). He aprendido a conocer mis limitaciones de resistencia y rendimiento físico, así como entre otros detalles, darme cuenta de que no puedo enderezar mis pies ante ciertas rutinas (cielos!).
Estar allí es ser disciplinado y para quienes se dedican a eso de manera profesional merecen todos mis respetos. Evito comer azucares, harinas y grasas pero un café en la mañana con mi paquete de galletas no lo dejo por nada del mundo y es que, ¿valdrá la pena el esfuerzo que se hace a pesar de que nunca vas a poder mantener un cuerpo en las mimas condiciones siempre?
La respuesta es sí. Pese a que con los años se nos desaparezcan las nalgas por ser estas de grasa y por muy efímero que sea el resultado físico, lo mejor es el resultado que sientes en tu salud.
Así que con una ligera weba, esta tarde iré una vez más.