Parte en la idea del viaje era conocer el lugar y ya estando allí y no hacerlo, me parecía frustrante. Quizás no pasaba más que de una mojada pero ¿quién iba a imaginar en que estuviera así el clima? No estábamos preparados.
En fin, ya estamos aquí y a eso venimos me decía para mis adentros y si, decidimos ir.
De San Andrés Tuxtla nos dirigimos en un taxi colectivo hacia Catemaco para ya estando allí, tomar una camioneta colectiva con dirección ahora al pueblo de Sontecomapan. No había tanto pasaje y convencimos al chofer pactando un justo costo, nos llevara hasta la cascada Cola de Caballo y Poza Reina. La mejor decisión porque aunque estábamos convencidos de haríamos el recorrido a pie, este es sumamente largo y con ese clima… brrrrrrrr!
El Sr. Conductor de lo más agradable y mientras avanzábamos en el camino admirando el hermoso paisaje y entre bromas, escuchábamos como fondo musical a Julio Iglesias con éxitos de hace mil años.
Uno de los arroyos que cuzamos para llegar a Cola de Caballo.
Llegamos por fin a la propiedad privada en donde se encuentran estas cascadas. El caporal encargado de cuidar el lugar, cuyo nombre es Camilo de la Cruz de Jesús, muy amablemente nos atendió y sin ningún problema se ofreció para servirnos como guía. Con algunos plásticos que el tenía, se improvisaron impermeables para algunos y empezamos el recorrido a pie, nos armamos de palos a manera de bastones como apoyo, chanclas que posteriormente me quitaría para caminar descalzo por ser más práctico y mucho entusiasmo.
Paisajes hermosos tuvimos oportunidad de admirar.
El camino sumamente interesante: cruzamos un par de arroyos que aunque no eran tan amplios, si contaban con intensa corriente. El agua fría, muy rica y viva. Frondosos y altos árboles, muchos árboles cargados con mandarina las cuales comíamos en el camino y conforme más avanzábamos y nos adentrábamos, se notaba la profundidad de los montañas entre bruma y neblina. De repente apareció algo maravilloso: una parvada de maravillosas Tucanes… Cielos! Eran decenas de ellos. Jamás imaginé podía verlos así y es que de repente eso es muy lejano.
No se perciben a simple vista pero si agrandas la imagen verás algunos tucanes que al ir de paso, reposaban en el arbol.
Seguimos caminando y ya dentro de la selva me sentía dentro de una película: espesa vegetación, grandes árboles con fuertes y externas raíces que cubrían a la vez otros árboles y el plus de la ligera lluvia que no cesaba. De repente ya estábamos allí frente a Cola de Caballo, una cascada hermosa a la que no pude fotografiar debido a que mi cámara lamentablemente se mojó. Un lugar en un marco en donde literalmente redescubres la grandeza de Dios.
Una selva de película.
Recorrimos someramente la zona y subimos a grandes rocas que nos acercaban a la caída de agua para más empaparnos del agua. Fue fantástico.
Posteriormente y de retorno, en otra propiedad privada, pedimos el permiso para poder bajar a conocer Poza Reina y sin ningún problema nos dejaron pasar. Esta también es una cascada en donde convergen una serie de arroyos las cuales forman pequeñas cascadas también de fuerte corriente que van a dar a una enorme laguna, la Poza Reina.
¿Alguien ve la camuflajeada rana?
La experiencia fue fantástica y aunque en un inicio dudamos en ir, ahora quedamos necesitados de regresar.