Siempre he comentado que cuando la SEMARNAT y/o la Sociedad Protectora de Animales (la que aplique P´PITO), se entere de todos los animales que mis sobrinos han tenido como mascota y que tan comprometidos son con ellos… nos meterán al bote. De las últimas “mascotas” (ya no les repito todas) que han tenido, están los gallos de pelea. Ppues bien, estos ya han “pisado” gallinas quien sabe cuántas veces y han tenido pollos que los encargan con quien se deje porque en la casa pos no mas no podemos tenerlos. Nunca imaginé que en lugar de ir al super o a la tienda de la esquina a comprar los blanquillos (omitamos decir huevos), ahora los podíamos obtener en la misma casa, en nuestro patio: ya hemos comido de ellos.
Estos días por aca ha hecho mucho frio y no sabía que en casa habían nacido 5 pollitos (no me consta pero casi estoy seguro eran 6) los cuales a falta de mis sobrinos que se fueron con su mama, tuve que hacerme cargo por estos días. Estaban en una terraza, en el patio de atrás y aunque cubiertos estaban se sentía frio. Decidí meterlos al corredor de la parte de atrás de la casa, allí ya no se sentía el frio y estos piaban al parecer agradeciendo el haberlo hecho. Les puse algunos granos de arroz, maíz triturado y agua lo que me hizo ver el hambre que tenían. Posteriormente le di una vuelta más para ver si les faltaba algo, decidí despedazarle una tortilla y de verdad me encantó ver como parecía jugaban robándose entre uno y otros, los pedazos de tortilla que les había echado.
Estos días por aca ha hecho mucho frio y no sabía que en casa habían nacido 5 pollitos (no me consta pero casi estoy seguro eran 6) los cuales a falta de mis sobrinos que se fueron con su mama, tuve que hacerme cargo por estos días. Estaban en una terraza, en el patio de atrás y aunque cubiertos estaban se sentía frio. Decidí meterlos al corredor de la parte de atrás de la casa, allí ya no se sentía el frio y estos piaban al parecer agradeciendo el haberlo hecho. Les puse algunos granos de arroz, maíz triturado y agua lo que me hizo ver el hambre que tenían. Posteriormente le di una vuelta más para ver si les faltaba algo, decidí despedazarle una tortilla y de verdad me encantó ver como parecía jugaban robándose entre uno y otros, los pedazos de tortilla que les había echado.
De verdad, fue una sensación extraña porque por un brevísimo instante y guardando las distancias y comparaciones, creo haber sentido lo que sienten los padres con sus hijos al ver como estos últimos se comportan. Estoy envejeciendo.