Si, en estos tiempos hechar a perder una cartulina cuesta. Y es lo que al parecer pensó el dueño de este puesto ambulante que en una parada de autobús se encontraba y que al percatarse que se había brincado una sílaba clave para promover sus mandarinas, muy a webito metió: juro por Dios que me mira, que no resistí tomar la foto. Eso si, ya de paso me compré mi bolsa de a $10 varos. Muy ricas por cierto.