Ayer fue una Navidad mucho muy especial para todos nosotros porque, además de que nos la pasamos sumamente relax y en familia, ya sabes, medio adormitados durante el día después de la Noche Buena, a la esposa de mi primo le llegaron los dolores del embarazo lo cual anunciaba así la llegada de su primer bebé.
Parece que todo empezó por allí de las 6 y pico de la tarde por lo que se movilizaron y fueron de inmediato al hospital. Sí…, todo indicaba que ya nacería el nuevo integrante de la familia por lo que se quedó hospitalizada la ya casi mamá.
Nosotros llegamos por allí de las 8:30 de la noche y para esto ya estaba en “trabajo de parto”. Aprendí lo que nunca en todo ese tiempo que estuvimos porque, cada vez que se asomaban las enfermeras era de preguntarles sobre como iba evolucionando la mamá y entre que desde luego debió de haber estado nerviosa y que llevaba apenas 5 de dilatación a buena hora (aprendí que es necesario entre 8 y 10 para que nazca un bebé) en lo que si se dilataba era en el tiempo porque… transcurrieron algunas horas más de la noche. Podía ser cesárea o podía ser un parto normal sin embargo, esto desde luego dependía de la evolución de la mamá y el bebé.
¿Un café?..., bueno.
¿Galletas?..., ajá.
¿Un dulce?..., sí.
¿Un tamalito?,… o.k.
¿Otro café?...
Todo estaba listo, hasta la cámara a la que a media noche le compramos pilas por estar descargadas las que traíamos sin embargo el bebé no nacía.
No nos quedaba más que esperar y mientras mi primo (el papá) y la abuela (mi tía) no ocultaban la emoción y los nervios.
El bebé fue niño y nació en parto normal a las 6:05 A.M. ya del 26 de diciembre, y tanto el como la mamá se encuentran en excelentes condiciones.
A los nuevos papá y mamá:
¡Muchísimas felicidades!
