Uno de mis mejores amigos es A, lo conocí en la Universidad y recuerdo perfectamente el momento en que se presentó y parte de lo que dijo. Al igual que de el recuerdo estos detalles, de otros buenos amigos que hice también en la Universidad recuerdo dichos momentos. Quizás desde ese momento los sentí mis amigos.
Con A me identifico mucho y quizás lo veo como el hermano que no tuve, vaya, hasta físicamente siento nos parecemos. Creo coincidimos en muchas cosas, en muchos gustos, en otras palabras estamos como que en línea. En lo que definitivamente no tanto y que siempre le he admirado es que siempre esta lleno de proyectos: tiene mucha iniciativa y gran entusiasmo por hacer lo que quiere hacer. Ha tenido una visión muy clara de lo que ha querido y me da la impresión, lo ha hecho. Así siempre lo he visto y de todos los temas que tocamos siempre al menos yo, termino enriquecido.
La historia de A siempre me ha parecido interesante porque era un chico como cualquiera de nosotros pero quizás esa su iniciativa y la búsqueda de el mismo lo llevó a algo mejor: Una vez que terminó la carrera en la Universidad inicio sus estudios en teología dentro de un convento. Sintió el llamado de Dios.
Después de varios años de estudio y teniendo que recorrer un terreno con tantos obstáculos que creo no es nada fácil, hoy se ordena como sacerdote.
Agradezco muy humildemente la amistad de mi amigo y lo felicito en este día tan especial para todos porque está culminando una etapa para iniciar otra aún más dificil en San Felipe.
Y aunque estoy muy contento por este acontecimiento también debo confesar que es algo extraño porque, ¿¡tengo un amigo sacerdote!?
En este día tan especial no hago nada más que mandarle un fuerte abrazo y pedir que siga teniendo bendiciones junto con su apreciable familia.