Pues no lo recuerdo muy bien pero no fue de toda la vida sino hasta hace varios meses (quizás si algún lustro) que me percaté de que al combinar la lache con algún cereal o con avena, que es con lo que generalmente la convino, al poco tiempo sentía que estos me laxaban.
Siempre le eché la culpa a la avena y me preguntaba ¿Cómo es que voy a poder obtener resultados de la avena cuando, lejos de nutrir mi cuerpo, lo que hace es limpiar y sacar todo lo que tengo en mi estómago?
Pues resulta que no es la avena sino la leche que tomo. Diagnóstico, soy intolerante a la lactosa.
He aquí la explicación:
El “azúcar” de la leche se llama lactosa, molécula compuesta por una molécula de glucosa y otra de galactosa unidas por un enlace. Para digerir este glúcido (hidrato de carbono) es necesario una enzima llamada lactasa. Algunas personas no producen lactasa y por lo tanto no pueden romper el enlace de la lactosa. Si no se rompe tal enlace no es digerida y produce diarrea y gases. A la leche deslactosada se le ha adicionado la lactasa necesaria para separar las dos moléculas. De esta manera ya no causa problemas gastrointestinales en las personas que son “intolerantes a la lactosa”. El sabor se altera un poco por este procedimiento, pero mantiene todos los nutrimentos de la leche entera. Puede haber leche deslactosada y light. Es decir, que se le adicionó lactosa y se le quitó parte o toda la grasa.