Saturday, February 20, 2010

10 minutos.

El domingo pasado fuimos a El Salto de Eyipantla, la hermosa cascada que esta en la zona de los Tuxtla, esa exuberante región llena de fauna y vegetación, de tradiciones y mucho pasado.

Pero, ya de regreso de haber disfrutado la misma, nos detuvimos en Calerìa, quizás el mas grande de los pequeños pueblos que antes de llegar a la cascada existe y nos encontramos con una agradable sorpresa. Mientras alguno de nosotros tomaba fotos al pueblo, nosotros decidimos entrar a una pequeña panadería para llevar pan a casa. Nos atendió Don J quien es el dueño de la panadería y quien con su familia se encontraba atendiendo y elaborando el pan que en la misma se vende.


* ¿Tienen pan?

* Aun no (nos dijeron). Saldrá ya en 10 minutos.

* Ok, esperamos entonces un momento.


Mientras esperábamos platicábamos con Don J y su familia, gente de primera, sencilla y educada que además en su plática, nos dejaron ver entre otras cosas, el profundo orgullo que sienten por su tierra, por sus orígenes, por lo que tienen. En lo personal eso me gustó mucho, me sentí muy contento de haber charlado con ellos porque sin querer, me recordaron lo rico que somos con lo poco que podemos tener y con todo lo que Dios nos da en la naturaleza y que a veces no nos percatamos. Me hicieron sentir muy afortunado y orgulloso de lo que tenemos. Serían extensos y a la vez muy trillados los temas sobre los cuales platicamos pero en el fondo tan profundos y básicos, que nuevamente me hacen reflexionar en todo lo que tengo a mí alrededor y que mientras en vida este y con bien, debo disfrutar y sentir sin dejar de sorprenderme.


En 10 minutos el pan salió pero lo que charlamos con Don J fue mucho más tiempo. No contento con haber ya escogido el pan para comer recién salido del horno allí mismo y después en casa, tuvo el detalle de regalarnos más: riquísimo.