Estar en el gimnasio me ha costado un webo y casi la mitad del otro porque, además de que tienes que pagar una mensualidad que a veces no la acompleto, es el esfuerzo como tal que debes hacer todos los días y la disciplina a evitar comer pendejada y media (mientras quien va a un gimnasio como su atún, su arroz, sus frutas y verduras, los demás pueden darse el lujo de comerse sus tamales y bajárselos con una coca cola). He aprendido a conocer mis limitaciones de resistencia y rendimiento físico, así como entre otros detalles, darme cuenta de que no puedo enderezar mis pies ante ciertas rutinas (cielos!).
La respuesta es sí. Pese a que con los años se nos desaparezcan las nalgas por ser estas de grasa y por muy efímero que sea el resultado físico, lo mejor es el resultado que sientes en tu salud.
Así que con una ligera weba, esta tarde iré una vez más.