Thursday, March 13, 2008

La fábrica de la felicidad.

Oslo.


La mente es maravillosa y entre todo lo que es y hace ella, sigue guardando un sin fin de momentos que después de algún tiempo se convierten en recuerdos los cuales a veces te llegan de la forma menos esperada

Un aroma hizo el día de hoy desencadenar en mi mente un sin fin de recuerdos gratos y momentos realmente agradables y bellos que por mucho mucho tiempo, no los mantenía presentes y de los que mi padre es protagonista. Alguien traía un aroma que me recordó al perfume que hace muchos años mi padre usaba y el cual llevaba el nombre “Oslo”. Era un perfume de la marca “Avon” (un pinche frasco cuadradote), y pues era el aroma del gusto de el. Era lo que conocíamos y pues para ese entonces no existían ni remotamente los 13 meses sin intereses para comprar otra cosa.

Que maravilla. Mira que recordar ese aroma después de tantos años pero, mejor aún, recordar lo que fue mi padre y todo lo que lo quise y sigo queriendo después de tanto tiempo. Después de tantos años.