Tuesday, November 10, 2009

Lazos.

No me cansaré de decir que el haber vivido en Tijuana fue un parte aguas en mi vida, en la vida de mi familia. Entre muchas otras cosas que allí nos sucedieron, conocí al que sería uno de mis mejores amigos, un buen amigo también para mi familia. Se cumplió el tiempo de estar allí y nos regresamos, el un poco antes que nosotros al Poblado 7, un pueblo cercano a Los Mochis en Sinaloa. Se caso, tuvo su primer hijo y trabajando en la presa de Huites, en Choix, debido a un accidente que tuvo en la presa murió. Lo de más es historia.

Las familias por esta razón hemos mantenido un gran lazo a pesar de que pocas veces por la distancia y el aspecto económico nos hemos visto. La opción es el teléfono y justo en este día y después de muchos años hablé con L, una de las hermanas de mi amigo a quien también conocí cuando por allá en algún año los visité. Gente sumamente linda y sencilla, muy cercana pues con la que pude hablar aunque breve tiempo, de cómo nos encontrábamos. A colación salió en la plática que conserva ella una Biblia que como regalo muy especial a mi amigo entregué en aquel entonces por su amistad. De ello no me acordaba y me ha conmovido porque además días antes sin saber que moriría, se la entregaba pidiéndole la conservara.

Parece mentira como situaciones y momentos pueden marcarte para el resto de tu vida haciendo que los lazos entre nosotros puedan ser más fuertes. Remover estos recuerdos y sabernos al tanto fué maravilloso.