Monday, June 28, 2010

Dinero a la basura.

Déjenme les cuento. Este sábado fui a un evento que un partido político organizó. De plano, cuando son organizados por estas instituciones como que pa’ nada me gustan sin embargo una amiga me regaló el boleto y con eso de que “ a caballo regalado no se le ve colmillo…” decidimos ir. El espectáculo sería el de “Miembros al aire”, espectáculo que lleva el nombre del programa de televisión con los conductores Leonardo, ex integrante de “Fobia”, Raul Aráiza y Jorge “el burro” Van Ranquin. Solo una vez en mi vida había sintonizado ese programa en casa de mi madre, que es donde lo puedo ver porque es quien tiene cable (televisión de paga) y no me quiero escuchar mamón pero máximo vi unos 10 minutos y le cambié: pura pendejada.

El evento como era de esos de “agrapa” ya saben, lo primero es llegar lo más temprano para chutarse a hacer cola y agarrar buen lugar. Ya que estábamos dentro del Benito Juárez (auditorio), después de algunas pruebas de sonido (nunca he entendido porque siguen haciendo pruebas ya con el público dentro) dieron la bienvenida y empezaron con su choro cocowash del partido político, continuaron con un mega concursote donde regalaron dos cajitas que dicen tenían unas lap notebook (nosotros nunca las vimos, que conste), para continuar con un grupo de reguetton que Dios guarde la hora, bueno, quizás porque insisto: no me gusta el reguetton. Tocó ahora el turno de aventar al público unos 10 balones en donde al patear el primero, este se fue con todo y tennis del conductor ( ¬¬ ) para dar espacio nuevamente al representante del partido y mandar ooooootro cocowash. ¿Pero quien me maaaaanda?

Presentaron a la artista Fabiola, una chava salida de ya no se ni que número de generación de La Academia, quien cantó a mi gusto muy bien unas cinco rolas, muy estilo Olga Tañon para ya presentar a los “Miembros al aire”. Perdón pero tengo que decirlo, antes de ellos, presentaron y se quedaron allí por unos momentos sin hacer nada (nada es nada, ¿ok?) a una pareja de un reality show que se llama o se llamó (realmente no me importa) “Me quiero Enamorar”. Cielos!, nunca supimos que hacían allí, que es lo que hacen o pa que los llamaron, en fin.

A pesar de lo des-sincronizados en las entradas de video con las intervenciones de los comentaristas, del doble sentido y el juego de palabras que siempre será garantía en un chiste y de la a momentos notoria improvisación, admito que me hicieron reir, me pasé un rato ameno. Por momentos me hicieron recordar los Monólogos de la Vagina, vamos, como una versión masculina de esta con sus proporciones. El que me pareció se desenvuelve mejor fue Jorge “el burro” Van Ranquin, de quien por cierto tenía otra impresión. Al final, ¿en que enriquece esto?

En fin, lo bueno de todo esto es saber que por lo menos el periodo de campañas políticas en estas latitudes ha terminado para poder escuchar y ver sin interrupciones nefastas en radio, cine televisión y hasta internet, las promesas abstractas y las promesas falsas de nuestros políticos. Espero también estos, pronto levanten y retiren de la ciudad todo su papelero y demás publicidad que no hacen más que hacer ver de cuarta a las ciudades ¿Cuánto dinero se tirará a la basura en cosas de estas?