Tuesday, July 21, 2009

Un danzón sin fin.

El anterior domingo a este que ha pasado se celebró en mi pueblo el cumpleaños número 80 de Doña A, una señora lindísima que quien la vea no creería cumple esa edad. Esta al 100, sumamente bien y ese día andaba echando tiros, muy shaineada, muy encopetada, muy wapa pues y es que no era para menos. Sus hijos y nietos que son todos ellos de primera, la festejaron y a sus amigos y demás familiares invitaron.

Yo llegué digamos que no tan temprano porque como siempre, parece que cuando más prisa tienes allllllgo de última hora sale y en lo que desde esta urbe hasta mi pueblo me desplazaba, pues se fué el tiempo. Ya saben: tamales de barbacoa, guisado, asadura, coronas, sonido y hasta marimba.

El caso es que cuando alternaba la marimba con el sonido, esta generalmente tocaba danzones (uuu- la- la) otro pedo. Música muy bella y tradicional sin embargo lo malo para mi es, como ya les había comentado en alguna ocasión, aunque les pueda yo bailar de todo, a este ritmo si le saco, le tengo respeto pues. Eso si siento no poder hacerlo y lo confirmé: según yo me hice a la idea de que estaba fácil y me dí ánimos, "es solo de llevar el ritmo" me dije pero no, si perdí. Por más que quería yo agarrarle el paso a mi pareja nomás nunca pude, Doña L que fué valiente y quizo bailar conmigo. Fue la pieza más larga de mi vida y la tarde en que más sude.

Si entre mis planes estaba aprender a bailarlo danzón ahora, este será un reto ¿ o hasta donde Doña L no es una experta y tampoco sabe bailar? ... no lo había pensado.