Friday, October 31, 2008

Esa extraña máquina.

Aunque he logrado dominar parcialmente mi paciencia, sigo enfrentándome a una de las pruebas que me dicen todo lo contrario.

Cada vez que llego a un cajero automático (ATM en gringolandia) me topo con la suerte ( debo también ser positivo ) de que haya por lo menos alguien antes de mi y no sepa utilizar el mismo porque, he visto y percibido de todo: Sacan el N.I.P. de su cartera escrito en un papelito, meten mal la tarjeta, vuelven a meter la terjeta, le dan a las teclas equivocadas, les rechaza la tarjeta, vuelven a meter la tarjeta, checan nuevamente el papelito con su N.I.P., leen las instrucciones como si estuvieran traduciendo del alemán al español, dedusco hacen cuentas (si, en el momento) de cuanto es lo que necesitan retirar, etc. etc. etc. y bueno, si tengo un poquito de más suerte, no checarán el saldo o harán más movimientos de más tarjetas. ¡Dios!

En fin, creo que mejor me como otro dulce.