Confieso que aunque he tenido la oportunidad de estar en algunas ocasiones en la Cd. de México, nunca había visitado el Museo del Templo Mayor.Sabía si desde luego de su existencia pero, nunca me llamó quizás la atención esa especie de ruinas al aire libre y en pleno Centro Histórico cuando había quizás que visitar Chapultepec o Reforma.
Quedé sorprendido. La sensación de estar allí fue de mucha emoción al confirmar una vez más lo grande de nuestra cultura y ver si, los restos de lo que es y fue la antigua Tenochtitlan sobre la que se ha erigido imponente la Cd. de México.
El poder ver “en vivo y a todo color” a Coyolxauhqui, monolito impecable que la muestra descuartizada, a las representaciones en honor a Tlaloc, a Mictantecuhtli el Dios de la Muerte y los Guerreros Águila, me erizaron la piel.
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